Nuestra identidad como hermanos y hermanas del arcoíris también es un asunto de derecho, para asegurar el respeto y la conservación de nuestra cultura y el cumplimiento de nuestra misión.

 

Hoy en día somos cientos de miles, quizá millones de personas identificadas cultural y espiritualmente con nuestra tribu, la familia arcoíris. Nuestras prácticas, valores y rituales son los cimientos de lo que el sistema codifica o conceptualiza como un grupo étnico que vive disperso la mayor parte del tiempo pero que se reúne uno o más ciclos lunares al año. 

 

Pero nosotros somos mucho más que eso, nosotros nos consideramos seres conectados a una compleja estructura superior a la que llamamos madre tierra, nuestros usos y costumbres reviven el legado de los pueblos originarios que con el paso del tiempo han desaparecido y que nos han dejado como herencia el sentimiento nativo, el sentimiento de amor y pertenencia a un único territorio global, sin líneas imaginarias ni poderes jerárquicos.  

 

Somos seres humanos con identidades cargadas de ancestralidad caminando al encuentro de la paz y la UNIDAD, por esa razón y en cuanto a derecho se refiere, el mejor termino que se puede utilizar para referirse a nosotros es Tribu Arcoíris.