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La tribu Arcoíris es una Tribu que se proclama integradora de todos los colores, todas las razas, todas las creencias y todas las etnias y religiones, sin discriminación de sexo ni género, donde la multiculturalidad conforma un prisma arcoíris uniendo todas las identidades y culturas que honran y protegen a la Madre Tierra y promueven la Paz mundial.


Nuestros valores son el cuidado de la Madre Tierra y sus seres, la no violencia, el igualitarismo no jerárquico, la resolución de conflictos a través de la comunicación no violenta, la paz, la armonía, la libertad, el cuidado de los valores ancestrales, el arte, la sanación, el crecimiento personal, la vida en comunidad, la solidaridad y como último valor que todo lo engloba, el Amor.


El Fuego es nuestro Tótem natural, nuestro Fuego central llamado “Fuego sagrado” es un espacio de veneración sacra por el que sentimos un profundo e incuestionable respeto, es el Corazón de la Tribu donde nos reunimos, comemos y celebramos.

 

Transportamos uno o más tipis, donde entre otros asuntos, celebramos nuestros Concilios de Visión. En los Concilios de Vision hablamos por turnos marcados por el bastón de la palabra y resolvemos con paciencia y consenso las cuestiones de nuestra tribu. Asegurando también el máximo respeto del fuego como elemento espiritual integrador, somos portadores del arte ancestral de su cuidado creando un espacio seguro y protegido permanentemente.


Las Aguas de Manantiales y Ríos nos nutren, nos limpian, nos purifican, por eso nosotros las honramos ofrendando cantos y ceremonias, las respetamos no introduciendo en ellas elementos que las contaminen como jabones o champús.


El Aire limpio nos sana, lo cuidamos no ensuciándolo con humos químicos ni ruidos artificiales. Tan sólo nuestras voces que cantan y nuestros instrumentos al natural, sin amplificación.


La Tierra es venerada, respetamos y honramos a los árboles, las plantas y los animales. Devolvemos nuestros restos vegetales de comida a la tierra para que se nutra y siga su ciclo natural, manteniendo limpia de residuos tóxicos la belleza y la pureza de su piel.


Nuestra organización no es jerárquica, todos somos iguales. Somos Uno. Existen las figuras de focalizadores, que son personas que voluntariamente asumen tareas puntuales y rotativas para facilitar, crear o resolver cualquier necesidad de la familia. Las tareas son voluntarias aspirando siempre el bienestar de toda la comunidad. Cuidamos la armonía de nuestros encuentros mediante círculos del corazón, tomamos decisiones y resolvemos conflictos en los Círculos de Palabra y en los concilios de Visión, donde toda persona es invitada a participar y donde finalmente revisamos todas las visiones de la familia y decidimos no por mayoría, sino por consenso.


Nuestros encuentros, que van de luna nueva a luna nueva (28 días), se celebran en la naturaleza, buscando el aislamiento y la lejanía de otros asentamientos, siendo esta cuestión fundamental para que ocurra la experiencia de conexión espiritual, honrando y respetando a todos los seres visibles e invisibles que sostienen la vida, y no pudiendo volver a este espacio hasta pasados 7 años.


Vivimos en consonancia, armonía y agradecimiento como parte inherente que somos de nuestra Madre Tierra. En nuestros encuentros damos la bienvenida a las personas del entorno, acogiéndoles con gratitud por compartirnos la belleza natural que los rodea y que también ellos cuidan, creamos lazos con los pueblos ofreciendo voluntariado para mejoras que se necesiten en sus caminos o su localidad.


Practicamos rituales y tradiciones de las diferentes tribus originarias de la Tierra así como sabiduría tradicional de distintas corrientes espirituales, que nos conectan con nuestra identidad más ancestral y sagrada, además integramos a nuestro día a día buenas practicas agrícolas y alimenticias como la permacultura y el crudiveganismo.


El Arte es una de nuestras herramientas de sanación, compartiendo saberes y cocreando a través de nuestra música y otras múltiples disciplinas artísticas. El alimento también nos da sanación, rezamos y vibramos nuestros alimentos durante todo el proceso de creación, agradecemos en comunidad y disfrutamos en familia los sabores de la tierra. Las plantas también nos aportan sabiduría, rescatando el conocimiento ancestral de la etnobotánica local.


Nuestro sostén es nuestra familia, todos somos maestros y aprendices, compartimos conocimiento con talleres que favorecen nuestro crecimiento personal: Yoga, Meditación, Permacultura, Astrología, Toltequidad, Artesanía. Muchos de nosotros estamos al servicio del bien común, algunos nos desplazamos juntos todo el año, otros por temporadas y otros vivimos en comunidad en espacios propios conocidos como “Crytal Lands”.


Durante nuestros encuentros está prohibido el comercio así como cualquier forma de lucro, no hay compras ni ventas. El ingreso de alimentos viene de donaciones de hermanos y el resto se deriva de las ofrendas hechas en el llamado «sombrero mágico» por parte de la familia de una forma voluntaria. La adquisición de alimentos se hace en mercados orgánicos y con los productores locales, nuestra dieta durante estos días es vegana.No utilizamos la tecnología, todo lo hacemos con herramientas no eléctricas, procurando que todo se produzca del modo más natural y en consonancia con lo ritmos de la tierra.


Esta es nuestra respuesta al llamado que nos hace la madre tierra a través de sus hijos de los diferentes pueblos Nativos del mundo cuyo valor histórico-cultural es incuantificable y cuyos esfuerzos y sacrificios han mantenido vivo un invaluable legado de amor, conciencia y armonía. Son ellos quienes viven de manera sostenible y conectada a la sabiduría de la Madre Tierra y quienes han defendido sus culturas hasta el día de hoy para enseñarnos lo sagrada que es la vida en todas y cada una de sus manifestaciones.

 

De esta manera manifestamos nuestra naturaleza Tribal, indígena, haciendo valer nuestro derecho a la Libre Determinación como una nueva tribu que pretende conectar con la olvidada